viernes, 21 de septiembre de 2007

HACIA UNA EVALUACIÓN EFECTIVA DE LOS APRENDIZAJES

Mario Nóchez, febrero 2002
I – Introducción

La evaluación de los aprendizajes es uno de los tópicos del área educativa que más preocupa a docentes, estudiantes y padres de familia, ya que es a través de la evaluación donde se puede evidenciar que tan efectivo ha sido el proceso de aprendizaje en el aula.

Pero, ¿Cómo saber si los estudiantes realmente están aprendiendo lo que buscamos que aprendan?...¿Qué aspectos considerar?...¿Cuando y qué instrumentos utilizar para lograrlo?, estas y otras preguntas se hacen a diario muchos docentes frente al tema de la evaluación de los aprendizajes.

La experiencia educativa, en relación a la evaluación de los aprendizajes en el aula, , nos ha evidenciado que las evaluaciones que los docentes realizan a los estudiantes han generado en los mismos “temor”, “miedo”, “ angustia”, “ansiedad”, “estress”, “insomnio”, “dolores de cabeza”, etc.; convirtiendo a la evaluación de los aprendizajes en algo desagradable, indeseable, detestable, ante lo cual es conveniente que nos preguntemos: ¿podrán los docentes lograr realizar evaluaciones de aprendizajes efectivas en las aulas, con actitudes y estados de ánimos de los estudiantes como las descritas anteriormente?.

II - Premisas Básicas

Una de las premisas básicas que debemos tener claras al momento de hablar de la evaluación de los aprendizajes, es que la educación no es neutra, sino que tiene un fuerte componente filosófico, pedagógico, político e ideológico que determina qué evaluar y para qué evaluar, en tal sentido ningún docente puede ignorar por qué educa y para qué educa.

Dado que la educación no es neutra, todo docente e institución educativa debe hacerse dos preguntas claves que orientarán su labor educativa: ¿Qué tipo de hombre / mujer deseo formar?...¿Para qué tipo de sociedad?, contestarse ambas preguntas obliga a docentes y a las instituciones a tener un proyecto educativo personal e institucional que sirva de horizonte hacia donde esperan llegar en su labor educativa con los estudiantes.

Sólo en la medida que los docentes tengan claridad sobre qué tipo de hombre / mujer desean formar y para qué tipo de sociedad, sólo en esa medida serán capaces de poder definir qué tipo de evaluación es más pertinente y efectivo para lograr aprendizajes significativos.

III – Modelos de Educación y Evaluación de los Aprendizajes

En nuestro país en la actualidad predominan fundamentalmente dos modelos de educación: a) el modelo de educación bancaria, influenciado por las corrientes conductistas; y b) el modelo de educación humanista / constructivista.

El modelo de educación bancaria se caracteriza por convertir al docente en el centro del proceso de aprendizaje, establecer una relación docente – estudiante verticalista; se da un predominio de clases frontales (expositivas) donde el docente posee y transmite conocimientos y el estudiante sólo escucha de forma pasiva; los estudiantes siguen instrucciones y procedimientos previamente establecidos por el docente, los cuales deben aplicar; los conocimientos transmitidos no están vinculados a la vida de los estudiantes, por tanto se convierten en algo irrelevante en su aprendizaje y después de los “exámenes” se olvidan. Dicho modelo de educación genera un tipo de evaluación donde el aprendizaje es concebido como “repetición” y “memorización” de contenidos y entre más fiel sea la reproducción de los mismos mejor ha sido el aprendizaje, aunque los estudiantes no entiendan, ni comprendan lo que repiten. Por otro lado, la evaluación se restringe a evaluar casi de forma exclusiva aspectos cognoscitivos y se realiza de forma unilateral (docente – estudiante); así mismo, le otorga un gran valor a la nota, al número (10), casi convirtiéndolo en un ídolo, que todos los estudiantes deben alcanzar como meta de logro del proceso de aprendizaje. Es importante destacar lo que ya muchos docentes conocen, que una nota nunca refleja lo que verdaderamente un estudiante ha aprendido...Entonces, ¿Por qué dar tanto valor y primacía a una nota, un número, como logro de aprendizaje?

El modelo humanista / constructivista se caracteriza por tener como centro del proceso de aprendizaje a la persona, por tanto, los dos actores protagónicos del proceso de aprendizaje son el docente y el estudiante, quienes son poseedores de conocimientos previos y constructores del proceso de aprendizaje, por ende ambos son capaces de enseñar y aprender mutuamente. Así mismo, involucra no solo lo cognoscitivo (cabeza), sino también corazón y cuerpo. Dicho modelo de educación hace más énfasis en un tipo de evaluación que genere en los estudiantes la capacidad de “pensar”, “investigar”, “dialogar”, “disentir”, “aprender- haciendo”, “aprender a aprender”, etc. de tal manera de desarrollar capacidades y habilidades que permita a los estudiantes aprender para la vida y no para un examen, que adquirieran aprendizajes significativos y no pasar únicamente una asignatura. Es una evaluación integral que explora no sólo lo cognoscitivo, sino también lo afectivo, actitudes, procedimientos, habilidades, destrezas, de tal manera de evaluar a la persona en su totalidad y no de forma parcial. Se pretende que la evaluación tenga el punto de vista de varios actores: el estudiante, el docente, el padre de familia, de tal manera de tener una visión compartida del avance en el logro del proceso de aprendizaje.

Al presentar las características de los dos modelos de educación y sus formas de evaluación de los aprendizajes, no se pretende satanizar o condenar a uno y santificar y realzar al otro, sino, que únicamente se busca que los docentes puedan identificar y tomar conciencia cuál es el modelo que más predomina en su práctica docente en el aula con sus estudiante y las implicaciones pedagógicas que se derivan de los mismos.

En el marco de la Reforma Educativa en Marcha impulsada por el Ministerio de Educación se ha propuesto, al menos a nivel teórico – conceptual, un cambio en el modelo educativo que va desde el modelo bancario hacia un modelo humanista y constructivista; sin embargo, estudios e investigaciones recientes realizadas en nuestro país han demostrado que la reforma educativa no ha llegado al aula y que la práctica de los docente está fuertemente influenciada por el modelo de educación bancaria con sus respectivas prácticas evaluativas. (Hernández y otros, 2000; Carrasco y Fernández, 1999)

Si el desafío que propone el Ministerio de Educación es lograr la calidad de la educación, se hace necesario y urgente que todos los docentes asuman el compromiso de llevar a la práctica, desde las aulas, el cambio de modelo educativo e implementar nuevas formas efectivas de evaluar los aprendizajes.

IV - ¿Cómo hacer una evaluación efectiva de los aprendizajes en el aula?

La calidad de la educación está íntimamente relacionada con la efectividad de los aprendizajes que se logran en el aula y fuera de ella. La evaluación nos permite medir y valorar que tan efectivo es el aprendizaje que los estudiantes están recibiendo en los centros educativos. A continuación se presentan una serie de lineamientos que pueden servir de guía a los docentes para lograr aprendizajes efectivos en el aula con sus estudiantes:

1. Voluntad de cambio del docente

Todo cambio, toda transformación educativa en el aula, requiere necesariamente de la voluntad, el deseo, el compromiso personal de cada docente por mejorar la práctica educativa y por ende su desempeño en el aula. El docente podrá tener a su disposición nuevos programas de estudio, oportunidades de desarrollo profesional docente, disponibilidad de recursos didácticos y audivisuales, libros de texto, etc., pero, si él no está convencido de la necesidad del cambio, seguirá con las mismas prácticas evaluativas que ha venido haciendo por muchos años.

2. Centrar la evaluación de los aprendizajes en la persona

El principio y fin de toda evaluación de los aprendizajes debe ser la persona y no únicamente el logro académico, por tanto, una evaluación centrada en la persona debe ayudar a valorar de forma permanente cuál es el crecimiento que va teniendo en su potencial físico, intelectual, moral y social cada estudiante. Valorar de forma permanente e integral el crecimiento de los distintos potenciales de los estudiantes, no puede ser responsabilidad exclusiva de los docentes, sino que se requiere de la participación de: él mismo estudiante, sus compañeros de clase y los padres de familia, de tal manera de tener una visión compartida sobre los avances y retrocesos que cada estudiante va teniendo en su crecimiento personal.

La meta de la educación, de las instituciones educativas y de cada docente debe ser lograr el crecimiento no sólo personal, sino también buscar el bien común de toda la sociedad en su conjunto., para lo cual debe prepararse y formarse a los estudiantes. En otras palabras, la meta debe ser alcanzar la excelencia humana , para lograr la humanización de la sociedad y la evaluación de los aprendizajes nos ayudará a valorar cuánto lo estamos logrando.

3. Definir perfil de hombre / mujer que se desea formar y tipo de sociedad que se desea construir

Para lograr una evaluación efectiva de los aprendizajes los docentes y las instituciones educativas deben definir con claridad y precisión dos aspectos fundamentales: a) definición del perfil de hombre o mujer que desean formar; y, b) definición del tipo de sociedad que desean construir.

Cuando los docentes e instituciones educativas hayan definido los dos aspectos fundamentales arriba señalados, le encontrarán sentido, valor y utilidad a la evaluación de los aprendizajes, ya que tendrán un referente, un horizonte que los guiará, de forma sistemática, en la definición de objetivos, criterios e instrumentos de evaluación que sean pertinentes al perfil de hombre y mujer que desean formar y el tipo de sociedad que desean construir.

4. Elaboración de Estándares Educativos

Una vez se ha definido el perfil de hombre y mujer que se desea formar, es importante la elaboración de estándares educativos, entendidos estos como las metas y logros parciales que debe ir alcanzando los estudiantes a lo largo de sus años de estudio, desde la parvularia hasta la educación superior, con la finalidad de formar personas competentes a nivel personal, laboral y familiar.

Los estándares educativos deben establecer para cada uno de los niveles educativos, grados y asignaturas qué deben conocer y qué deben saber hacer los estudiantes y como eje transversal qué tipo de persona deben ser. La definición de estándares educativos permite desarrollar una evaluación efectiva de los aprendizajes, dado que posibilita ir valorando de forma progresiva cuál es el logro y cumplimiento de metas que los estudiantes van alcanzando en su crecimiento personal, social y laboral.

5. Diversificar los métodos, técnicas e instrumentos de evaluación de los aprendizajes

Es urgente y prioritario que las instituciones educativas y los docentes realicen una diversificación de los métodos, técnicas e instrumentos de evaluación de los aprendizajes que vienen utilizando en el día a día en las aulas. Es preocupante constatar como la evaluación de los aprendizajes se ha venido limitando poco a poco a pruebas de papel y lápiz y cuyos resultados lamentablemente son determinantes para aprobar o no aprobar una asignatura o grado.

La efectividad de la evaluación de los aprendizajes esta relacionada, por un lado, con la diversidad de métodos, técnicas e instrumentos que se utilicen; por otro, la relación directa que guarden con el perfil de hombre y mujer que se desea formar; y, por último, con el logro de los estándares educativos.

Acá no se pretende entrar en el detalle de métodos, técnicas e instrumentos, los cuales ya han sido proporcionados por el Ministerio de Educación en el Documento “Lineamientos para la Evaluación de los Aprendizajes en Educación Parvularia, Educación Básica y Educación Media; sino más bien en proporcionar algunos criterios que pueden ayudar a seleccionar los más pertinentes:

Para lograr que la selección de los métodos, técnicas e instrumentos contribuyan a una evaluación efectiva de los aprendizajes deberá tenerse presente los siguientes criterios:

a) Contribuyan a desarrollar competencias a nivel personal, laboral y familiar.
b) Exploren conocimientos, procedimientos y actitudes de forma integral.
c) Favorezcan el “aprender a ser”, “aprender a pensar por su cuenta”, “aprender haciendo” y el “aprender jugando”.
d) Propicien el desarrollo de la imaginación, creatividad y la solución de problemas.
e) Desarrollen la capacidad de tomar decisiones y llevarlas a la práctica.
f) Propicien el análisis y la reflexión crítica.
g) Consideren las diferencias individuales de los estudiantes y los distintos ritmos de aprendizaje de los mismos.
h) Tomen en cuenta las características evolutivas de los estudiantes y las especificidades de las asignaturas.
i) Favorezca la resolución de conflictos interpersonales, laborales y familiares.
j) Desarrollen la capacidad de comprensión y aplicación de lo aprendido a nuevas situaciones.
k) Favorezcan la capacidad de diálogo, de escucha, de respeto por la idea de los demás.
l) Propicien la capacidad de trabajo en equipo y el logro de metas grupales.
m) Sean medios y no fines en si mismos.



Dichos lineamientos no pretenden ser la panacea para lograr la efectividad de los aprendizajes, sino únicamente buscan compartir una serie de lineamientos, que podrán ser enriquecidos, por cada uno de los docentes, a partir de su experiencias cotidiana en el aula con sus estudiantes. Lo importante después de todo es que las instituciones educativas y docentes, tomen una actitud proactiva y decidan comenzar a cambiar y a iniciar el proceso de transformación educativa de cara a mejorar la calidad de la educación y por ende la calidad de personas que van a ofrecer a la sociedad como fruto de labor educativa.

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